Los primeros experimentos de construcción de submarinos: usos militares.
Las dos Guerras Mundiales triplicaron la fabricación de submarinos militares
En el siglo XVII, llegaron los primeros experimentos de construcción de submarinos, comenzando por la barca, de seis remos por banda y forrada de pieles de Cornelius Drebbel, que consiguió navegar varios kilómetros por el Támesis sumergida a una profundidad de 4 metros. Luego llegaron el Turtle, de David Bushnell, un vehículo submarino monoplaza que permitiría colocar cargas explosivas en los barcos de guerra británicos, o el Nautilus, de Robert Fulton, en 1.800, más parecido a un submarino actual.
Del segundo tercio del siglo XIX, destacan otras aportaciones, como los Brandtaucher del alemán Wilhelm Bauer, cuya parte motriz fue la característica más innovadora, puesto que funcionaba con una hélice accionada por un eje movido por un sistema de jaula de ardilla, con dos hombres que la hacían girar. El H.L.Hunley, propulsado por una hélice que se movía por medio de una manivela accionada por 8 hombres y el Plongeur, que resolvió el problema de la propulsión usando aire comprimido, también pertenecen a esta misma época. Casi todos cumplían fines militares y alcanzaban muy poca profundidad, la suficiente para dichas misiones.
También en el siglo XIX, Narcís Monturiol, creo su Ictíneo, con casco en forma de pez y pensado para facilitar la pesca de coral, por lo que estaba equipado con una serie de herramientas específicas para dicho fin.
(Fuente: Inmersión. La conquista del fondo del mar. Narcís Monturiol. Museu Marítim de Barcelona. 2009.)