Los primeros sumergibles pequeños
Los “platillos volantes” de Cousteau
, se amplió los conocimientos biológicos y geológicos del fondo del mar, pero se veía necesario el uso de naves submarinas más pequeñas, maniobrables, que recogiesen muestras y para navegar a menor profundidad, ya que se perdía información de los pisos intermedios. También se observó que eran demasiado pesados, voluminosos y caros, y se veía necesaria una capacidad de maniobra autónoma.
Para corregir estas deficiencias, empezaron a surgir los primeros sumergibles pequeños, como el Submanaut, el Goldfish o el SP-350 Denise, uno de los “platillos sumergibles” de Cousteau, llamado así por su semejanza con los “platillos volantes”. Y otros como el SP-500-01 y el SP-500-02, que podían llegar a los 500 metros, el Deepstar 4000, que llegaba a 1.200, El Deepstar 2000, a 600 metros y el SP-3000, rebautizado como Cyana y que alcanzaba los 3.000 metros de profundidad.